
No has cerrado tú balcón al anochecer,
y el suave viento se coló
para acariciarte el rostro.
Mientras tanto, caprichoso,
te negabas a despertar,
y envuelto entre sabanas blancas
seguiste recorriendo cada centímetro del sueño.
Mientras, el sol miraba...
Esos días cuando el sol pretende sacarnos de los hermosos parajes del sueño han quedado preciosamente dibujados en tu poema. Es un gusto leerte y transitar tu blog.
ResponderEliminarQUERIDA ERIKA HE RECORRIDO TU BLOG Y ME GUSTÓ MUCHOS TUS POEMAS TIENE UN CANDOR ESPECIAL SON SUAVES Y TODO LO SUAVE Y TIERNO LLEGA MAS PRONTOS AL ALMA
ResponderEliminarUN BESO MYRTHA