
No grites tus palabras al viento,
al final el aire se las lleva, escríbelas,
que no se pierdan en un mundo
donde las letras no aguantan.
La tinta del poema
como la sangre del poeta,
ha escrito el verso,
siempre deja huella
del sentimiento que corre dentro.
Que siga latiendo el corazón,
que no muera la poesía,
sigue dibujando las venas
por las que luego va a correr la tinta,
la imaginación y la vida del sentir, poeta.
Erika, me identifico a pleno con este poema, la letra queda, trasciende, llega y graba en las almas sentires. Como tus poemas, que son música para el alma.
ResponderEliminarBesos
ponemos el alma y la sangre en lo que escribimos....enhorabuena por todo lo que leo....azpeitia
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